Bienvenidos a mi mundo...

En este Blog encontrareis un pequeño relato erotico, que estoy haciendo en mis ratos libres llamado Las Redes del Amor...

La idea empezó siendo una fantasia, y al observar las reacciones de mis lectoras, gracias chicas, continue con la historia de Samuel y Amelia.

Espero que os guste tanto como a ellas...

Nos vemos, Reina Negra...

Las Redes del Amor...1



Llegaron al loft que Samuel tenía en el centro de la ciudad sin que Amelia pudiese pensar en lo que estaba haciendo Samuel la había embrujado, no tenía más explicaciones para que ella actuara así. Las puertas del ascensor privado se abrieron ante ella enseñándola una gran habitación iluminada por un gran ventanal que ocupaba toda la parte delantera.
- Bienvenida a mi casa – le dijo Samuel mientras la rodeaba con los brazos desde atrás y la besaba en el cuello.
- Encantada de que me hayas invitado y de estar aquí – le dijo Amelia a medida que se giraba en sus brazos para capturar su labio inferior incitándolo a que la guiara hacia lo que él la estaba prometiendo con la presión que notaba en su estomago y las palabras dichas en el aparcamiento.
Sin más preámbulos la cogió entre sus brazos y la llevo a la cama. Cayeron los dos juntos mientras se devoraban con un beso ardiente. Samuel soltó su boca para descender por su garganta y empezaba a desabrochar su blusa, descubriendo un sujetador de encaje que en ese momento le pareció horrible ya que ocultaban lo que tantas ganas tenia de probar. La desabrocho la blusa completamente y fue a por el enganche delantero del sujetador liberando sus pechos acogiéndolos entro sus manos para más tarde capturar un pezón entre sus dientes.
Amelia encorvó la espalda para encontrarse con Samuel y que este no la soltase nunca, el placer que estaba sintiendo y el calor húmedo que la estaba provocando entre sus piernas era demasiado placentero para ser real. Con sus manos agarro su cabello mientras él se ocupaba del otro pecho dejándolo tan excitado como el anterior. Subió para capturar su boca en un beso mientras deslizaba sus manos para desabrochar los tejanos que llevaba. Las manos de Amelia entraron en acción buscando la cintura del pantalón sacando la camisa y metiendo sus manos bajo esta, descubriendo el calor que guardaba debajo de ella. Tiro de la camisa hasta que la saco por la cabeza de Samuel obligándole a romper el beso, cuando se deshizo de ella observo su pecho y el bello que se veía por debajo de la camisa. Se incorporo siguiendo la línea de ese bello con un dedo, observando cómo Samuel aguantaba la respiración a medida que ese dedo indiscreto se acercaba al centro de su placer.
Cuando llego al ombligo se detuvo y le lamió un pezón, Samuel gruñó y la empujo contra la cama para continuar él mismo la exploración de su cuerpo. Empezó a besarla el ombligo y continuo bajando hasta los tejanos que estaban a medio camino de ser arrojados al suelo fuera de su alcance. Siguió bajando hasta el muslo derecho de Amelia donde beso el interior y acompaño en su despedida a los tejanos subiendo después por la otra pierna haciendo el mismo recorrido de besos y caricias.
Amelia no podía creer que algo tan suave y tierno como un beso y una caricia la estuviesen provocando tal grado de excitación pero esa era la pura verdad, nunca había estado tan húmeda y preparada para un hombre. Samuel se detuvo en el triangulo maldito que estaba cubierto por mas encaje negro, lo beso por encima de este saboreando con deleite como las caderas de Amelia iban en su busca. Con unas manos diestras cogió la costura de las braguitas y las fue bajando descubriendo poco a poco el secreto mejor guardado de toda mujer.

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