No me puedo creer que esté haciendo esto……..
Quedar con alguien que no he visto ni en foto. Porque haría caso a Rosa y me metería en ese chat.
Ese pensamiento rondaba la cabeza de Amelia desde que se sentó a esperar a su cita a ciegas. Todo había empezado una tarde hablando con su amiga Rosa, que había encontrado a un buen chico en un chat en los que se “liga”.
Estaba tan absorta en sus pensamientos que no le vio acercarse hasta que estuvo a su lado. El hola que le dijo la sobresalto, era una voz grave profunda y que de repente la izo imaginarse en un habitación a oscuras, y escuchando esa voz a su espalda rozando su oído.
Tuvo que parpadear dos veces para quitarse esa imagen de la cabeza. Cuando alzo la vista descubrió unas piernas enfundadas en unos pantalones de seda hechos a medida, continuaba con una camisa negra ajustada la cual tenía sueltos los dos primeros botones dejando al descubierto el inicio de un bello que llamaba a ser tocado.
Cuando llego a su cara, esta tenía una sonrisa ladeada enseñando unos dientes perfectos, unos ojos verdes la miraban intensamente y un mechón rebelde se escapaba de su mata de pelo castaña.
- Soy Samuel – estaba diciendo – encantado.
- Hola, soy Amelia – dijo sin poder reprimir una sonrisa.
Durante la comida estuvieron hablando de banalidades, a ninguno de los dos les costaba hablar. Solamente mantenían silencio cuando el camarero se acercaba para retirar el servicio y servir los nuevos platos, y era en esos momentos cuando la tensión que se estaba fraguando desde el primer momento en que los dos se miraron a los ojos se disparaba, haciendo que las manos sudasen, los músculos donde la mirada del otro pasaba se tensasen en respuesta y el calor que estaba creciendo en su interior aumentase como en las fraguas de Vulcano.
Cuando acabaron la comida salieron del restaurante a dar un paseo hasta donde Samuel había aparcado el coche. Mientras caminaban sus cuerpos se rozaban aumentando así la necesidad que estaban desarrollando el uno sobre el otro. Un roce de las manos que invitaba a Amelia a pensar en lo que la provocarían esas manos sobre su cuerpo desnudo.
Al llegar al coche esa tensión era insoportable asique Samuel tomo la iniciativa y la beso. Fue un beso exigente hambriento, denotando la necesidad que tenia por tenerla entre sus brazos. Amelia tardo en dejarse llevar, nunca antes había estado en una situación así, nunca había necesitado a nadie con tanta urgencia. Samuel rompió el beso.
- Te necesito, necesito tocarte, sentir tu piel contra la mía y sentir como tiemblas después del placer que yo te haya provocado.
Amelia al oír estas palabras que salían de su boca pensaba que se desmayaría allí mismo. ¿Cómo un hombre así podía estar interesado en ella?